Casa Baratheon

Nombre: Baratheon.

Escudo: un venado negro sobre fondo oro.

Lema: "Nuestra es la furia."

Señor: Lord Alesander Baratheon.

Heredero: Ser Steffon Baratheon.

Tierras: Las Tierras de la Tormenta, desde el Bosque Real al sur del río Rodeo, hasta el Mar de Dorne; y desde el Mar Angosto hasta Sendahueso, extendiéndose al sur del río Cockleswent hasta Refugionegro y Canto Nocturno.

Poder militar: ver "Situación actual". Es una de las principales características del presente de este feudo.

Fortaleza: Bastión de Tormentas (enlace a Asshai.com).

Casas vasallas: Seaworth, Estermont, Swann, Buckler, Caron, Dondarrion de Refugionegro, Penrose, Selmy del Torreón Cosecha, Tarth, Trant, Wagstaff, Wylde, Staedmon, Morrigen.

Ideales: Firmes, resistentes, tenaces y pragmáticos; acostumbrados a un estricto código de normas y leyes. La religión mayoritaria es la de los Siete, seguida de cerca por los adoradores de R'hllor, aunque desde las Guerras de la Fe está prohibido orar en público en el interior de las ciudades.

Los Baratheon de Bastión de Tormentas son hijos de su tierra, y se nota. Al igual que ésta es dura, salvaje, cubierta de densos bosques y escarpados picos, con costas serradas por acantilados y azotadas por terribles tormentas; los Baratheon son firmes, resistentes, tenaces y pragmáticos.

Desde que los Targaryen volvieron a ocupar el Trono de Hierro hace casi dos siglos, los Baratheon se mantuvieron bastante apartados de la corte y sus intrigas. Inicialmente porque lo contrario podría haberse considerado como un desafío, y más adelante por estar más preocupados por sus propios problemas internos.

Uno de los más graves fueron las llamadas Guerras de la Fe. Medio siglo después de que Lord Stannis Baratheon cambiara el emblema de la Casa, adoptando las creencias de R’hllor, en las Tierras de la Tormenta seguía habiendo seguidores de varias religiones. Tanto unos como otros se estaban volviendo cada vez más y más fanáticos, y eran frecuentes los conflictos civiles en una lucha diaria por la conversión de fieles. Finalmente la situación explotó y se dieron una serie de levantamientos populares que no llegaron al punto de guerra civil al carecer de unión y cohesión entre los diferentes frentes. Lord Alaric Baratheon, el señor de las tierras en aquél momento, no estaba dispuesto a consentirlo. Puso en marcha a sus ejércitos y en menos de un mes sofocó todas las revueltas con sangre y acero. Consciente de que tenía que hacer algo para evitar futuros brotes, pero que al mismo tiempo no podía quitarle la religión al pueblo, la decisión que tomó fue prohibir cualquier manifestación o plegaria religiosa en público en el interior de los pueblos y fortalezas. A partir de aquél momento, quien quisiera rezar a cualquier deidad debería hacerlo en solitario en sus casas o habitaciones, y los fieles sólo podrían reunirse para rendir culto en el exterior de los muros. Para evitar que estos se mezclaran decretó que los adoradores de R’hllor, al ser un dios traído de oriente, se reunirían al este de los muros; los fieles de los Siete se reunirían al oeste de los muros para adorar a sus dioses de poniente; los seguidores de los Antiguos Dioses al norte; y el sur quedaría para los que profesaran otras religiones. Coincidiendo con esta decisión, Lord Alaric eliminó cualquier referencia religiosa de su escudo y volvió a adoptar el emblema tradicional de su casa, el venado negro sobre fondo oro, aunque eliminando de él la corona sobre el animal, para que no fuera considerado un desafío contra la Casa Targaryen.

Esta decisión fue vista con buenos ojos por el Rey y las relaciones entre ambas casas mejoraron. Sin embargo los Baratheon, esta vez por decisión propia, permanecieron más centrados en sus tierras que de las intrigas de la corte. Esta actitud, mantenida durante el último siglo y medio, ha provocado que la Casa Baratheon sea una de las más fuertes en la actualidad. Posee una economía estable, basada principalmente en ganadería ovina y caprina y en minas de hierro y estaño. A pesar de tener una gran extensión de costa, al estar el litoral formado principalmente por acantilados escarpados, la pesca y el comercio con oriente no están demasiado desarrollados y cubren las necesidades internas pero apenas produce excedente.

El ejército de los Baratheon es uno de los más poderosos de todo poniente, destacando especialmente por sus piqueros y sus ballesteros. Su flota, a pesar de no ser muy numerosa, la forman enormes y poderosos barcos de guerra, con doble casco y hasta tres y cuatro mástiles y dos filas de remeros; capaces de resistir las más feroces tormentas de la Bahía de los Naufragios. Sin embargo su principal fortaleza es también su principal debilidad, pues estos navíos son también lentos y pesados.

A pesar de tamaña fuerza, los Baratheon llevan tanto tiempo tras sus montañas y los muros de sus fortalezas, alejados de las intrigas de la corte y del resto de la sociedad de Poniente, que su poder se han vuelto lento y ha quedado anquilosado. Empapados de leyes y normas, y una estructura excesivamente burocratizada, los habitantes de las Tierras de la Tormenta apenas se preocupan del resto de Poniente, ni de las alianzas o enemistades de las demás Casas y familias. Duros, prácticos, realistas, centrados en sus propias vidas y problemas, y en el día a día cotidiano. Quizá lentos y anquilosados, pero aún fuertes y poderosos, como una antigua bestia dormida a la que nadie quiere despertar; así son los vasallos y súbditos de los Baratheon.

Lord Alesander Baratheon es quien gobierna sobre las Tierras de la Tormenta. Más cerca de los sesenta años que de los cincuenta, se mantiene todavía fuerte y vigoroso; incluso en ocasiones se ejercita personalmente con sus hombres en el campo de prácticas, aunque ya no tiene tanto aguante como antaño. Paciente y justo, al tiempo que severo e inflexible. Casado en segundas nupcias (su primera esposa murió por una enfermedad pocos meses después de la boda) con Lady Dalena Seaworth, tiene tres hijos: Ser Steffon Baratheon, y los gemelos Lester y Allyria, con los veinte años por cumplir, y prometidos con los herederos de las casas Estermont y Swann respectivamente.

Ser Steffon Baratheon es el primogénito de Lord Alesander; un joven de treinta y pocos años que ha heredado el carácter de su padre. Justo e inflexible, la edad aún no le ha otorgado la experiencia y la paciencia de su progenitor, por lo que en ocasiones se precipita en sus decisiones. Calculador y estratega como pocos, no es sin embargo tan hábil con la espada; defecto que compensa con una maestría demostrada como marino y navegante. Aún no ha contraído matrimonio, ya que Lord Alesander le alienta a seguir esperando hasta poder concertar el matrimonio que sea más beneficioso para la Casa. Sin embargo Steffon se comienza a impacientar y hace varios meses que sostiene una aventura con una de las hijas de los Buckler de Puertabronce.

- Ser Lyonel, de los Dondarrion de Refugionegro, el anciano castellano de Bastión de Tormentas y el consejero de Lord Alesander. Carece de la firmeza y la decisión de su señor, aunque es perseverante y leal hasta la médula y un gran amante de las normas, las reglas, las formalidades y la burocracia. Se dice de él que sería capaz de derribar los muros de Desembarco del Rey a cabezazos, pero incapaz de apartar la mano del fuego sin un documento firmado y lacrado que se lo permitiera.

- Ser Holder Estermont, Capitán de la Guardia, un vasallo eficiente y cauto de gran maestría en el combate y con una habilidad extraordinaria a la hora de montar a caballo. Hay algo en él, sin embargo, que resulta de lo más molesto: esa peculiar tendencia a exagerar todas y cada una de sus virtudes, especialmente las relacionadas con los juegos de cama o la lucha, en un constante intento de demostrar su virilidad a quienes le rodean.